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OPINIONES

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    Héctor Bolaños y Alberto Lifshitz |

    HECTOR BOLAÑOS Inició su carrera en la IF en 1970. Su experiencia abarca las áreas de productos de prescripción y libre acceso en las que desempeñó diversos puestos en los departamentos de Investigación de mercado, Mercadeo, Desarrollo de negocios y Asuntos regulatorios. Trabajó como consultor para diversas compañías y participó en el proyecto PRITECH de la Agency for International Development, de Estados Unidos. Ocupó diversas posiciones en la Afamela, entre ellas la de tesorero, asistente del Chairman del Comité Organizador de la XI Asamblea Mundial de la World Self-Medication Industry (WSMI) y fue su director ejecutivo. Fue director general de la Industria Latinoamericana de Automedicación Responsable, Vice Chairman for Latin Amercia y miembro del Board of Directors de la WSMI. ALBERTO LIFSHITZ Es médico cirujano egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM, donde también es profesor definitivo. Miembro fundador de la Asociación de Medicina Interna de México, de la Acanemed, del Consejo Mexicano de Medicina Interna y de la Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina. Es miembro de las academias Nacional de Medicina, Mexicana de Cirugía, de Ciencias Médicas del Instituto Mexicano de Cultura y de Historia y Geografía, así como del Sistema Nacional de Investigadores. Integrante de los cuerpos editoriales de 15 revistas, editor de la Gaceta Médica de México y editor asociado de Investigación en Educación Médica. Fue director general de Medicamentos y Tecnologías para la Salud y la Coordinación de los Institutos Nacionales de Salud de la SSa. Titular de la Unidad de Educación, Investigación y Políticas de Salud del IMSS. Secretario del Consejo de Salubridad General 2012 y coordinador del Comité Normativo Nacional de Medicina General 2008-2014.

    Una oportunidad, un reto


    01 July 2018

    Se estima que entre 70 y 95% de los problemas de salud son tratados, inicialmente, sin la intervención de un profesional de la salud

    La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su WHO 2008 – 2013, Action Plan for the Global Strategy for the Prevention and Control of Noncomunicable Diseases, expresó que la diabetes me­llitus, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las respirato­rias crónicas, conocidas como Enfermedades No Transmisibles (ENT), son responsables de alrededor de 35 millones de muertes cada año, equiva­lentes a 60% del total de decesos. En nuestro país esta proporción es todavía mayor, como lo evidenció el WHO NCD Country Profiles 2014: 77% de las muertes fueron atribuibles a ENT, mientras que la diabetes es la segunda causa de mortalidad en México y en su atención y complica­ciones se destina de 5 a 14% del gasto en salud.

     

    Diversas evidencias muestran que las ETN son atribuibles, en gran medida, a hábitos o estilos no saludables de vida, de tal suerte que po­drían definirse como enfermedades de estilos de vida, pero que se pue­den prevenir con una dieta adecuada, la práctica de ejercicio regular y evitar factores de riesgo como son el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y el sexo inseguro, aspectos que conforman el autocuidado en salud junto con la higiene, el bienestar emocional y uso racional de los productos y servicios para el cuidado de la salud. La OMS informó que 80% de las enfermedades del corazón, los ataques cardiacos, la diabetes mellitus tipo 2 y un tercio de los problemas cancerosos podrían prevenir­se si se adoptaran los hábitos en cuestión.

     

    Además, quienes adoptan dichos hábitos crean una “reserva actua­rial en salud”, la cual les permitirá enfrentar con éxito las limitaciones o deficiencias propias de la edad adulta.

     

    Hoy en día, existe un mayor reconocimiento a la “autonomía del pa­ciente” y su capacidad de autodeterminación a pesar de que, en muchas ocasiones, esto le lleva a no tomar en cuenta las indicaciones de los mé­dicos, e incluso, rechazar una hospitalización o intervención quirúrgica. Por otra parte, el acceso a la información en Internet y la influencia que ejercen las redes sociales, han acentuado este proceder, por lo que es imprescindible que la actitud proactiva que llegan a tener los pacientes se acompañe de información confiable y se reconozcan los límites, a partir de los cuales, se debe recurrir al apoyo de un médico para resolver el problema o síntoma de salud que es una de las etapas del autocui­dado. Tal y como puede apreciarse en la figura 1, el autocuidado es un proceso continuo en el cual el individuo puede tomar la decisión de acudir con un médico o profesional de la salud, si es que el problema o síntoma que le aqueja ha rebasado su capacidad y/o conocimientos para resolverlo.

     

    Hacia una definición y conceptualización

    Al inicio de la década de los años 80 el autocuidado fue conceptuali­zado como una parte del estilo de vida, mientras que en los años 90 fue identificado como una de las megatrends del sector del cuidado de la salud. En este contexto, la OMS declaró en 1998: “El autocui­dado es lo que hace la gente por sí misma para tener y mantener su salud, prevenir y tratar la enfermedad. Es un concepto muy amplio que incluye la higiene (general y personal), la nutrición (tipo y calidad de la comida que se toma), el estilo de vida (actividades deportivas, entretenimiento), los factores ambientales (condiciones de vida, hábi­tos sociales), socioeconómicos (nivel de ingresos, creencias culturales) y la automedicación”.

     

    Después, a esta definición se agregaron algunos factores de riesgo, así como la necesidad de evitarlos. También se estableció que el auto­cuidado puede llevarse a cabo de manera individual o colectiva y/o en colaboración con un médico u otro profesional de la salud.

     

    Debido a que la mayoría de los síntomas o problemas de salud son tratados mediante el autocuidado en salud, se ha visualizado esta práctica con la imagen de un iceberg (Figura 2), toda vez que se estima que entre 70 y 95% de dichos síntomas o problemas de salud son tratados, en principio, sin la intervención de un profesional de la salud.

     

    Componentes del autocuidado

    A reserva de adentrarnos en los componentes o pilares del autocui­dado en próximas colaboraciones, a continuación aparecen los que la Self-Care Foundation considera conforman esta práctica:

    • Capacidad de obtener, entender y procesar información en salud.

    • Bienestar y salud mental.

    • Ejercicio.

    • Alimentación saludable.

    • Evitar o mitigar riesgos innecesarios.

    • Higiene.

    • Uso racional y responsable de los productos y servicios de salud.

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