Hugo Lobato |
lobatoh@cefrp.com.mx Fundador y director general de la agencia de relaciones públicas y comunicación CEFRP. Cuenta con estudios en mercadotecnia por la UTN y el ITAM, es licenciado en Ciencias de la Comunicación y cursa una Maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Asimismo, ha tomado diplomados en Reputación y escándalo, Manejo de la Comunicación en Crisis en la Universidad Iberoamericana; Gestión de Criris de Comunicación en Redes Sociales en la Universidad La Salle, entre otros.
Después de un año de encierro, derivado de la pandemia por la COVID-19, se agudizó la sensación de estrés, ansiedad y depresión entre la población.
Aunque dicho confinamiento también ayudó a las personas a reconectarse con las plantas que tienen en su hogar para disfrutar los beneficios que ofrecen a su salud física y emocional.
Existen diversos estudios que avalan que contemplar las plantas y estar en contacto con ellas mejora la salud y el bienestar. Uno de ellos, desarrollado en Philadelphia, Estados Unidos, por Roger Ulrich, y publicado en la revista Science, analizó el efecto de estos seres vivos en pacientes con problemas de vesícula.
Se experimentó con 46 personas que necesitaban una cirugía de dicho órgano. A la mitad la hospitalizaron en habitaciones con ventanas hacia el exterior, con vista a un pequeño bosque, y a la otra mitad en cuartos sin ventanas.
El resultado fue que 23 de los pacientes que estaban en cuartos con ventanas necesitaron menos días de hospitalización y tuvieron menos problemas postquirúrgicos.
A este efecto se le llama biofilia, que no es más que la relación que tiene el ser humano con la naturaleza, por el simple hecho de rodearse de ella y contemplarla.
Las plantas dotan al ser humano de oxígeno y lo protegen de componentes contaminantes del aire, como el CO2 (dióxido de carbono); reducen la temperatura ambiental, algunas de ellas son medicinales, dan sombra y generan experiencias sensoriales en los hogares; además de proporcionar alimentos saludables, como frutas, verduras y semillas.
Pero para que esto suceda, el paisajista y fundador de Huatan, Daniel Gómez-Bilbao, resalta que “es necesario cuidarlas: regarlas, podarlas y alimentarlas con abono. Estas acciones contribuyen a nuestra salud emocional. Este efecto es posible gracias a que se ponen en actividad los cinco sentidos y la mente se mantiene ocupada constantemente. Es decir, al apapachar a las plantas se usa, en buena medida, el sentido del tacto. Y ya de paso, se consiente el olfato, la vista, el oído y el gusto”.
Asimismo, sugiere poner a trabajar al jardinero que llevamos dentro, para proporcionar una nueva oportunidad a las plantas que se tienen cerca y mejorar la paz mental. Nunca es tarde
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